martes, 24 de noviembre de 2015

Por el amor que me habita

         IV

Le pertenezco a esta tierra
que recibió mis primeros pasos.
Aunque antes hubo ancestros
que los iniciaron.
Le pertenezco a estos cielos,
cielos claros nítidos
de montañas
que te llevan al cielo
de una escalada.
Le pertenezco a la luna llena,
sobre todo a ella,
redonda, enorme, luminosa,
como siempre,
en mi bóveda de estrellas.
Le pertenezco a la lluvia,
a los truenos que retumban
en los cerros,
a esa lluvia que alivia
después de meses de agonía.
Le pertenezco al amanecer,
con sus trinos mágicos y
colores dibujados.
Y al aire profundo de marzo.
Le pertenezco al viento,
que hace piruetas con las hojas
del otoño, las desparrama
las revuelca y al aire las arroja.
Le pertenezco al ocaso,
ése que bordea de oro
el Aconcagua y marca
al abrazarlo el sol
los caminos que me elevan.
Le pertenezco al universo
que me rodea,
no me encierren en una cripta,
mis amigos me esperan.  

Por el amor que me habita

  III

No vivo de la poesía.
Más sin poesía no vivo.
Ella me susurra al oído
las cosas que necesito.
La poesía me acompaña,
me dibuja mi camino.
Me descifra las letras
que amanecen conmigo.
La poesía es mi huella,
mi pasado, mi destino.
Con ella la vida es simple.
En la simpleza me desvivo.
La poesía está en mi sangre,
en mi espalda, en mi vientre.
La sostengo en los latidos.
Se me vierte entre los dedos.
La poesía es mi alimento.
No hay día en que no la encuentre.
Sin ella no hallo sentido.
Ese sentido de ver distinto.
La poesía es mi compañia.
A veces sólo está en mi mente
cantándome suavemente
para arroparme en la noche
con palabras ardientes.
La poesía es un signo
que descifro en el cielo
mientras persigo algún pájaro
o vigilo al lucero.
La poesía la leo
en los ojos de los pequeños.
La entiendo de los labios abuelos.
La escucho desde adentro.
La poesía está en las hojas
de estos árboles tiernos.
En las cumbres de nieve.
En las voces más débiles.
La poesía no muere.
Aunque nosotros no estemos
y otros sigan nuestros pasos
ella vive en la vida,
La vida hace la poesía.

Por el amor que me habita

      II

Hasta donde llegan mis ojos,
allá lejos en la cima,
o acá sobre el camino
a orillitas de la barranca,
toda mi piel se estremece
ante la bravura imponente
del majestuoso Cordón del Plata.
Picos nevados,
valle fértil,
mesetas de años.
Mendoza, tiene un camino
para recorrerlo despacio.
A cada punto cardinal
una imagen elocuente,
se eleva al cielo celeste
la silueta del Tupungato
y mirando desde arriba
disfrutas del espectáculo.
Aire tibio aún en verano,
vuelo ágil de los chimangos,
aroma seco de marzo,
Mendoza tiene un camino
para ascenderlo contigo,
Paz para el alma,
alivio en el espíritu,
alas tiene mi cuerpo,
mi corazón estalla.
la dicha tiene nombre?
Yo en las alturas
lo escribo con las nubes.

Por el amor que me habita

                   I

Te transito desde el valle.
Me vigilas desde la altura.
Te recorro lentamente
mientras busco alcanzarte.
Todo el camino me hablas.
Me siguen en vuelo tus pájaros.
Hasta tus piedras confiesan
historias de mi propio pasado.
Camino cercado de cerros.
Tus picos más altos nevados.
Pastura verde para el ganado,
secos quedaron los cardos.
Me acompañas sigilosa
cordillera hermosa.
Tu estampa en el oeste
le da su esencia a Mendoza.

El Camino Púrpura

Cuando se abre la tierra, para dar su voz, con la mezcla de arcilla, ceniza y fuego; me recuerda que esa lava ardiente está dispuesta a arrasar en su camino todo lo que se le enfrente. Me recuerda a la sangre de tantos que se derramó en la historia de nuestra historia. La sangre se vuelca a la tierra de miles de maneras. La sangre de las manos que hicieron con su trabajo un lugar para vivir. Sembrando con semillas y esperanzas de libertad al mismo tiempo. La sangre de los que pelearon bajo órdenes justicieras y deseos de igualdad. Con su sangre marcaron el camino libre de los que continuaban. Cuando se abre la tierra, la tierra quiere hablar. Cuando la sangre del hombre se derrama, se entrega sin medida, con el deber cumplido. Y la tierra se mueve, se revuelca, transmuta y sepulta bajo su mando lo que antes era tierra solamente y lo que el hombre fue construyendo con sus manos y trabajo. ¿ Por qué quiere la tierra alimentarse del esfuerzo del hombre? Porque el hombre no es el dueño de la tierra. La tierra es la madre de él. Es su dueña. Hasta de su libertad. Todos los ritos del hombre son arrojados a la madre tierra. Todos los pedidos son invocados a esa madre. Todas las ofrendas se le hacen en su nombre. Pero la tierra no nos ofrenda nada. Nos pide. Nos pide. No fueron en vano los años de la humanidad hasta el día de hoy. El hombre sigue los pasos iniciales buscando en su veneración el significado de su existencia. La tierra manda. El hombre obedece. El hombre busca ganarle a la tierra. Pero la tierra ya ganó la batalla y él sigue insistiendo. Busca, busca respuestas. Sigue buscando respuestas. Hasta perdió las preguntas. El hombre de hoy sabe que sobre él estuvo la piedra, estuvo el esfuerzo, la sangre, la sed de libertad. El hombre de hoy sabe que si la tierra abre sus entrañas para mostrarse, para alzar su voz es porque quiere imponerse. El hombre de hoy sabe que las respuestas que busca las tiene en su sangre.
                                                                                                 Mónica Yolanda Gordillo



miércoles, 6 de julio de 2011

Amigo...Amiga¡¡¡¡

Uno dice amigo como algo muy común.
Más un amigo supera mucho mas aún.
Un amigo, una amiga se van consolidando
como la masa del pan,
cuando está lista quieres compartirlo,
todo.
Un amigo, una amiga se van mezclando
en la vida,
como la arena y el mar.
¡Se necesitan¡
Un amigo, una amiga se van enlazando
como las venas del corazón,
para hacerte palpitar.
Un amigo, una amiga persisten en la distancia,
cuando no están con su presencia,
siempre están...
como el sol en los días nublados,
sin verlos sabes que allí están.
Un amigo, una amiga
no es una palabra común.
Es una de las que obran de maravilla.
Consiguen de uno la mejor sonrisa.
Un amigo, una amiga no se hacen en un día.
Más cuando los tienes,
pueden durarte toda la vida.
Un amigo, una amiga
es un tesoro
y el que aprende apreciarlo
lo cuida, lo cuida¡¡¡                    Mónica Yolanda Gordillo

AMISTAD¡¡¡

Cuando se comparte la mirada en el
mismo horizonte, en la misma
mañana, en el camino de la vida,
la amistad se convierte en esperanza.

Cuando se comparte la risa, la misma
alegría, la cotidiana fiesta de la vida,
la amistad se convierte en pan de
cada día-.
Cuando se comparten penas, los
mismos llantos, la tristeza inevitable,
la amistad se convierte en lazos.
Cuando se comparten historias,
las mismas canciones, una misma época,
la amistad se convierte en sangre.
Cuando se comparten años, festejos,
abrazos, sonrisas, éxitos, las mismas
palabras, la amistad se convierte en
estandarte.
Cuando se comparte...
la amistad es de la vida, su mejor arte¡¡¡¡¡¡
                                                                   Mónica Yolanda Gordillo